Cada noche, iba presuroso a contemplar el cielo para ver si su estrella continuaba en el mismo lugar de siempre. Contaba a las gentes que, cierto día cuando aún estaba anocheciendo, mientras paseaba por la orilla de la playa miró hacia el cielo y vio una gran estrella que iba de un lugar a otro, primero hacia adelante y luego hacia atrás, para finalmente quedarse totalmente quieta en un lugar determinado. Normalmente acudía sólo, pero hoy se le habían unido un par de amigos. Caminaban por la playa y hablaban de la vastedad del universo, de la cantidad de estrellas y planetas que en él había, y se preguntaban una y otra vez cómo no iba a haber vida más allá de la Tierra. Fue en uno de esos momentos cuando él miró hacia el cielo y les dijo extrañado "mirar, hoy está acompañada de otras dos estrellas un poco menores y de menor brillo". Alzaron la vista y por fin, después de largos años de búsqueda, pudieron contemplar la gran estrella que su amigo les decía que veía todas las noches, y como no, las otras dos estrellas que hoy estaban a su lado, una a su izquierda y otra a su derecha, justamente como ahora mismo se encontraban ellos tres mirando el inmenso universo.
Santa Marta 2004
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