Cuando me acerco a Anaya
es solamente para verte
porque mi mente
únicamente piensa en ti,
en tu forma de caminar,
en tu carita sonriente,
en cómo será tu voz,
en si te gustarán mis ritmos,
en tus bioritmos,
y entre susurros de gentes
y mis escritos
esparcidos por las escaleras
presiento en tu mirada
cuando te obsevo
en el oasis de mi desierto
que te gustaría conocerme
pero tienes miedo
de que sea un vagabundo
que va de trotamundos,
que procede de un submundo,
de los bajos fondos,
mi mal olor me delata,
la sinusitis me da la lata,
ya no son ritmos de lata,
ahora son de tambores
de coco y de bambú
con los que toco en la plaza
entre susurros mis ritmos
para que lleguen
hasta el oasis
de tu desierto.
Para una morenita preciosísima de Filología
Santa Marta 11 de febrero de 2007
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