Nostalgia del encuentro
en donde me encuentro
pues hacía tiempo
que no disfrutaba
como lo hacía en el Punto.
Otra vez me encuentro
y vuelvo a escribir otro cuento,
pero...,¿a quién se lo cuento?.
Lo más seguro que se transforme
o no sepa concebir
la magnificiencia del relato.
Ahora sé que sólo puedo hablar
para mis adentros en un papel
que retorna con la misma copla
y se acopla en el ambiente
de un bar tan siniestro
como pagano,
allá donde no corren
sino vuelan pensamientos inciertos
envueltos en dudas
sobre mi persona y mi espiritualidad.
Amanece otra canción
aún más frenética
que yo escucho
pero no grabo
más que notas sueltas,
pues es otoño
y mi sentimiento no me permite más.
Dile al otro lo que piensas
y si te divierto y si no te divierto
pido la jubilación
y me voy al desierto
a recorrer el mundo en goleta.
Casi ha pasado media hora
desde que he entrado
y estoy tan íntegro
como contrariado.
Hay gente que me observa en su silencio
y se cuentan cuentos sobre mi vida.
Me hacen parecer ridículo
y hasta extravagante.
Pienso que por miedo
no les temo.
Sé que soy sincero,
pero...
el moro me mira
y no sabe qué se dice.
Dice:¡Ah ah me sorprendo
sigue escribiendo!.
Son bobos de baba con barba,
personas que se creen enteras
y no son más que sus piernas.
Corre, ve y dile
que la quiero
a esa del desierto
y yo siempre despierto.
Para una imaginaria saharaui
Salamanca 1992
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