Y en la abierta playa
el silencio de tu calma al despertar
me susurra caudales de colores sonoros
y en el cañaberal
me dibuja cuadros espejosos y armoniosos
y en el anonimato
me describe sus manjares ociosos
y en el bar del café
me sueña corazones
y en la mirada
me recuerda la cuerda de fique
y en el templo
me superpone sus dones
y en la ciudad
me persigue sin parar
y en el paso de peatones
me espera en su espera.
Para Elena de León
Salamanca 1992
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