miércoles, abril 13, 2005

LA MAR ERA LA MISMA TIERRA

Parece ser que el Mar le preguntó a la Tierra: "Y para qué te sirvo yo, ente de tanto voltaje, de tanta bravura o calma, de tanta Pureza y Belleza, si ni siquiera me regalas un solo Pétalo de tu Amor".

Y al parecer la Tierra le contestó: "Ayer estaba seca y agrietada, triste y deprimida, y tú viniste a mí como Torrente que amanece en un estanque vacío, y me llenaste de Alegría, y yo en compensación vertí en tu Océano un Diamante puro para que me vieras reflejada en sus aristas y contemplaras mi exuberante Belleza. Pero hoy vuelvo a estar triste porque me encuentro sedienta, mis Bosques te necesitan, mis Flores no nacerán una Primavera más si no me das una Copa de tu Vida".
Extrañado el Mar por las Palabras de la Tierra, le dijo con un susurro de Viento: "A caso no estuve ayer en el Norte de tu Esfera; a caso el otro día no di de beber un gran sorbo a tus Meridianos; a caso...".
Y la Tierra, un poco asustada por el tono del Viento que la Mar agitada levantaba, le suplicó: "Oh, mi querido Sustento, mi más preciado Alimento, no te alteres, y escucha lo que te quiero decir. Ya sé que todos los días, a todas sus horas, me das un trago de tu Pureza, pero lo que pretendo decirte está relacionado con tus quejas. Yo verdaderamente te necesito. Si no es por ti, el Sol me derretiría, o la Mano del Hombre terminaría intoxicándome. Siempre me has ayudado en los momentos difíciles, pero ahora más que nunca preciso de tu ayuda, y escúchame como si escuchases a tu propio Corazón. Llevamos muchos Siglos juntos, muchas Eras agradeciéndonos mutuamente lo mucho que dependemos el uno del otro, tú por servirme de Alimento, y yo por servirte de Sustento. Creo que podríamos llamarlo..., Mutua Necesidad. Yo sin ti no Florecería, no tendría esa Belleza que me caracteriza. Tú sin mí errarías por el Universo. Yo te sirvo de apoyo, sin mí serías una Gota errabunda vagando por el infinito Espacio sin Rumbo y sin Sentido. Los dos somos o existimos gracias al otro. Yo, si no es por ti, me secaría como otros Planetas en donde ni un solo microorganismo vivo les queda en su Manto Terrestre, debido al incesante Calor al que están sometidos en la infinidad del Tiempo por el Astro de la Luz".
Y el Mar le susurró a la Tierra con una suave brisa: "Creo entenderte, sigue, continúa hablando, ya sabes que soy todo oídos para ti, pero cuando hayas terminado has de escuchar a mi Corazón pues también se siente afligido y tiene ansias de comunicarte sus penas".
Y la Tierra prosiguió lamentándose: "Ayer, en ese Ayer tan lejano en que nos conocimos por primera vez, cuando llegaste a mí a través del Espacio y te posaste sobre mi Manto, y empecé otra vez a vivir y a desprender de mí toda esa Belleza que tantas eras has contemplado, me encontraba viva, radiante, llena de vida. Pero ese Ayer, no es el mismo que nos toca vivir Hoy. Yo ahora ya no brillo como brillaba entonces. Entre el continuo Calor del Sol y la Mano del Hombre, estoy más deprimida que nunca, mis Bosques son cada vez más escasos, mis Flores, o nacen con colores oscuros, o no nacen. Todo lo que brota de mi Piel está cada vez más infectado de la contaminación a la que soy sometida por parte del hombre. Yo, en un principio, creí que podría soportar tal cantidad de residuos, pero ahora me estoy dando cuenta de que soy incapaz de digerir la ingente basura que día a día se acumula en mi superficie. Y ahí intervienes tú. Si no es por ti sería incapaz de transformar esa basura y convertirla en algo tan útil como es un Árbol o una Planta. Pero en ocasiones, cuando te necesito y te llamo para que me des un sorbo de tu Belleza, vienes a mí de una manera torrencial, anegando partes de mi Corteza que realmente ni te necesitaban o sólo te pedían lo justo para seguir dando Frutos.
Hoy por hoy, la mayor parte de mi Manto Terrestre, de una u otra manera, está bastante deteriorado y, si tú y yo no nos ponemos de acuerdo, creo sinceramente que la acción devastadora de la Mano del Hombre terminará con mis Días de Vida. Por eso quería decirte únicamente que preciso de ti tanto como tú necesitas de mí, o el hombre precisa de ambos".
El inmenso Mar parecía que había comprendido lo que la agónica Tierra quería que entendiera y, un poco conmovida por las palabras de ésta, dijo:

" Ahora sé por qué desde hace Tiempo ya no me das ni un ápice de tu extraordinaria Belleza. Yo creía que habías dejado de Amarme. Pensé que como no soy la misma que fui Ayer, en ese Ayer en el que gracias a ti pude ser realmente un Ente con Sentido y con Significado, y pude verme reflejada en el Espejo de tus profundidades, no me Amarías, porque ahora cada vez que me miro me veo turbia, me encuentro cada vez más Impura, mucho más pesada debido a la cantidad de Metales Pesados que vierten en mis Aguas los hombres, como también me cuesta un gran trabajo Respirar porque son demasiados los Productos Químicos que desechan sobre mí. Por eso te digo que la Pena es mutua y, si me dejas continuar, podemos llegar a un acuerdo.
Primeramente hemos de continuar Amándonos como el Primer Día de nuestro Encuentro, y tú darme lo que yo necesito, y yo en compensación ofrecerte mi Pureza, como hacíamos entonces, en ese Ayer en el que el Hombre no era más que una Partícula en Evolución en la Infinitud del Cosmos. Pero para ello hemos de hacer un Pacto de Sangre, a la manera en que lo hace el Hombre, juntando sus Sangres, o lo que suelen llamar ellos Juramento. Así que vamos a Jurar solemnemente por nuestro Creador que nunca dejaremos de Amarnos a pesar de que las Circunstancias sean adversas para ambos".
Dedicada exclusivamente a Elaine Judite
Salamanca Café Alcaraván primavera 2001

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