martes, mayo 10, 2005

EN CASA DE DANIEL

Los cuerpos se estremecían
en un contínuo vaivén de movimientos,
todas las habitaciones estaban llenas
del sudor de los cuerposcalientes
que se juntan por unos momentos.
La noche tranquila animaba a calentarse,
a mojarse de un cuerpo
sabroso que te de lo que necesitas,
que te llene con su hermosura y su calentura,
que te haga partícipe de sus sentimientos,
que te proteja por unos instantes
de la locura de la vida,
que te haga sentirte valiente,
como si fueses el único hombre
que ronda los alrrededores,
que te llene de vitalidad tal
que puedas soñar sueños reales,
que te proteja de la condenada existencia.

Salinas 1996

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