martes, mayo 10, 2005

A LA MUERTE

Algún día llegarás y me llevarás contigo
en tu siniestro carro
y veré espíritus de toda clase
danzando al son de tu marcha,
espíritus que tuvieron cuerpo
y que errabundos vagaron por el mundo
sin otra función que medir su violencia,
que matar despiadadamente,
sin otra misión que la recaudación de espíritus vírgenes
con los que poder manejar los intereses del Planeta.
¡Oh muerte, cuán lejos están el explendor y la prosperidad!.
Nuestros días se acaban
y tú no dudas una vez más
en llevarnos contigo
como hiciste con otras civilizaciones anteriores,
como harás siempre que quieras con los mortales.
En medio de mis dudas,
se que te acercas,
que tus sabuesos diablos rondan mis pasos,
los de muchas personas de bien
que sólo intentamos con nuestras ideas
reformar los sistemas políticos
y llevarlos hacia la mejor forma de gobierno,
y que nuestras vidas sean realmente vidas eternas,
y que no exista nada perjudicial
que arruine los intereses de las comunidades.
Desde aquí, sólo te pido tiempo
para que me dejes realizar
una serie de prodigiosos milagros
que harían cambiar la manera de actuar de nuestra civilizacion,
dando lugar a un consenso espiritual
en el que todos seríamos iguales ante todos
y no existirían pugnas ni malos entendidos
y podríamos coexistir en el planeta
de la mejor manera posible.
Quiero que sepas que,
aunque me lleves en tu carro
antes de haber acometido mis planes,
me veré obligado a defraudarte
y arruinar a tus sabuesos.

Salinas Navidades 1996

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