En un pasado lejano amé tu sonrisa,
tu boca y tu pelo,
en el día de hoy amo tu carísma emblemático
que es el artífice de que ensueñe sueños reales
como las pinturas que pinto y pintaré
con gran esfuerzo y tesón.
Ayer supe ver tu envoltura,
tu distancia y alejamiento,
pero hoy puedo ver tu figura
plena y llena de no se qué,
de algo parecido a la perfección
de un cuerpo de Afrodita,
llena de deseos,
de saborear hasta la última gota de sudor,
de buscar el encuentro con tu antagonismo,
con el emblema que te mueve a realizarte.
Hoy es un día con sol
que gobierna nuestras cabezas
y nos llena de energía tal
que somos capaces de resolver
el enigma persistente
que persiguen las mentes elocuentes,
las más inteligentes y llanas.
En nuestro cotejo,
te dije muchas cosas
y otras muchas te imploré,
pero en este momento
sólo quiero cantarte,
soñarte en mi sueño de Musas,
comer contigo la ambrosía famosa
y relatarte los acontecimientos venideros
como si de un telediario se tratara.
Pintaré tus ojos en la mejor acuarela,
daré sombras a tus pómulos,
relataré tu cuerpo con tanta perfección
que el mundo sabrá
que eres la Musa de mis sueños
dorados por el incesante rayo
que perdura en la inmadura Tierra.
Pintaré, cantaré,
escribiré, vacilaré,
y lo mejor de todo es
que bailaré contigo
la danza del Guerrero.
Avilés primavera 1995
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