viernes, noviembre 03, 2006

EMPEZABA LA NOCHE

Empezaba la noche,
empezaba tranquila,
más un susurro
de mi amada me llamaba,
y no sabía qué era,
su mirada, sus besos,
o su entrega, su amistad.
Pero yo no sabía quién era,
el mundo me daba vueltas,
las cosas me eran adversas,
todo me parecía igual
que un día sin mañanas,
que una tierra sin sol,
sin aire, sin amor.
Proseguía la noche
con su calma habitual,
sin más encomio que su marcha,
con el único propósito
de hacerme pensar en la persona
que quiero con toda mi alma,
mi voluntad y mi orgullo.
Y ahí estaba ella, altiva,
sonriente como la que más,
con un pañuelo a su cuello,
ciñendo la cintura,
con toda esa cordura
que me hace vibrar
y pensar en el futuro,
en un fruto maduro,
en algo seguro.
Transcurría la noche, palmada,
con cierto aire de sosiego.

Para Susi
Salinas Navidades 1995

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